En 2023, Mari Romero oriunda de Venezuela atravesó la ruta migratoria más transitada del planeta con su marido y su hijo de 8 años. Como ella, millones de personas emprenden un proceso de inmigración a través de Centroamérica con un único objetivo: una vida mejor en Estados Unidos.
“El 22 de diciembre nos rendimos. Cruzamos el Río Bravo, pero esa no era la verdadera amenaza. El peligro estaba del otro lado, en Estados Unidos”.

Según el análisis del Pew Research Center de las últimas estadísticas gubernamentales, en Agosto de 2024, la Patrulla Fronteriza de EE.UU. registró 58.038 casos de personas que cruzaron la frontera entre EE.UU. y México. Estos casos son un 77% menos que en 2023, cuando cruzaron 249.741 migrantes.
Esta cifra representa a las personas detenidas mientras cruzaban sin autorización. Al llegar a Estados Unidos, los migrantes son detenidos y comienzan un proceso legal para determinar si pueden quedarse. Algunos reciben asilo; otros se enfrentan a la deportación.
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Detención de inmigrantes: ¿Contención o Acogida Humanitaria?
“Después de cruzar el Río Bravo, hay una valla que es bastante peligrosa; es un alambre afilado más grande que tu cuerpo. Tendimos todas nuestras sábanas y ropa para pasar, cubrimos las cuchillas y finalmente llegamos donde estaban los funcionarios de inmigración y los refugios”.
El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) son instalaciones que reúnen a todas las personas detenidas por las autoridades por violar las leyes de inmigración. El Global Detention Project (GDP) calcula que hay al menos 2.000 instalaciones de este tipo en todo el mundo, y más de 200 sólo en Estados Unidos.
A su llegada, los inmigrantes se encuentran con una realidad diferente. Su camino en Estados Unidos comienza en refugios donde deben ducharse, vestirse y comer al aire libre. Muchos reciben sólo dos comidas al día y esperan horas -o incluso días- para presentar su información y documentos.
El trato suele parecerse al de los presos, hasta el punto de que los centros de detención han sido objeto de escrutinio público por poner en peligro los derechos humanos de las personas. Los abusos documentados incluyen negligencia médica, detención prolongada y retrasos en la tramitación.

“Era casi medianoche. Nos metieron en un autobús como si fuéramos prisioneros. Nunca había vivido algo así. Desde allí, las autoridades nos trasladaron a un refugio un poco mejor, aunque seguía pareciendo una prisión.”
Los centros de detención de inmigrantes no sólo retrasan el proceso migratorio, sino que también afectan a la salud mental. Las familias son separadas desde el principio, soportando intensos interrogatorios y la incertidumbre de un posible asilo.
La calidad de los centros de detención, el trato de las autoridades locales y las condiciones a menudo inhumanas transmiten un mensaje de desánimo las personas que viven la inmigración.
Según la Coalición Internacional contra la Detención, los migrantes sufren a menudo síntomas físicos y psicológicos tras la detención como dolor muscular, pérdida de apetito, ansiedad y depresión. Los niños se ven muy afectados, ya que la experiencia puede alterar su percepción del viaje.
El hijo de Mari, por ejemplo, acabó siendo el traductor de sus padres, guiándoles durante el proceso de inmigración. Cuando por fin oyeron «Bienvenidos a Estados Unidos», le dijo a su madre: “Mamá, ya podemos irnos. Ya no somos prisioneros”.
La Ruta Migratoria más Transitada del Planeta
Millones de sudamericanos arriesgan sus vidas cruzando Centroamérica. Para Mari y muchos otros, el viaje empezó en Colombia. El primer reto es cruzar la brecha del Darién, una extensión traicionera entre Colombia y Panamá.

La ruta abarca más de 90 kilómetros de selva tropical, montañas y pantanos que los migrantes deben cruzar a pie. La topografía y el clima no son los únicos peligros; los migrantes se enfrentan a enfermedades, violencia y explotación por parte de grupos criminales.
“Pasamos cuatro días en la selva. La mayoría de la gente tarda dos o tres días, pero la lluvia nos retrasó. Los ríos crecieron y las fuertes corrientes arrastraron a la gente. Estuve a punto de resbalar con una roca y caerme; por suerte, alguien me atrapó”.
Según el gobierno Panameño, la mayoría de los emigrantes proceden de Venezuela, Ecuador y Haití. A lo largo del camino, personas de Guatemala, Cuba y Honduras, entre otros, se unen a la ruta hacia el norte.
Estos datos ponen de manifiesto la necesidad de conocer no sólo las políticas internacionales, sino también las condiciones de cada país. La gente emigra por hambre, peligro y falta de oportunidades, arriesgando sus vidas por un futuro mejor.
¿Hay un Final Feliz?
Para Mari y millones de personas más, la inmigración trae consigo pruebas, resistencia y la esperanza de una vida mejor. Pero incluso en la tierra de los nuevos comienzos, los retos persisten mientras trabajan para reconstruir sus vidas y encontrar un lugar al que pertenecer.
Cada inmigrante es portador de una historia de valor que merece respeto, compasión y la oportunidad de un futuro digno. «No ha sido fácil, pero no es imposible», afirmó.

Organizaciones de todo el mundo se esfuerzan por apoyar a estas personas, ofreciéndoles recursos y un sentido de humanidad que a menudo se pierde en el camino. Cada uno de nosotros tiene el poder de ayudar a los inmigrantes en su rumbo hacia la seguridad y las oportunidades, ya sea mediante donaciones, apoyo o voluntariado.
Puede que ayudar a una persona no cambie el mundo, pero puede cambiar el mundo de una persona. Apoyar a quienes lo arriesgan todo por una vida mejor nos recuerda lo que realmente significa ser humano.
Trabajemos juntos por un mundo en el que todos puedan moverse libremente, reconstruirse con dignidad y sentirse como en casa.
Para Ayudar a Más Inmigrantes Ya
- IDC: Ayuda a que la detención de inmigrantes tenga mejores condiciones aquí.
- Freedom For Immigrants: Construye un futuro en el que todos puedan circular libremente aquí.
Más información sobre la integración de los inmigrantes y el choque cultural aquí.