Te mudas a un lugar nuevo y todo parece brillante hasta que, de repente, te hundes en la frustración y la tristeza. Es como cuando te enamoras perdidamente de alguien, pero al cabo de un año, más o menos, piensas que ya no es como antes. A esto lo llamamos choque cultural.
Al igual que con el primer amor, emigrar también implica etapas de adaptación a un nuevo lugar. El noruego Sverre Lysgaard definió el choque cultural, o teoría de la Curva-U, como el sentimiento de desorientación que se produce cuando un individuo deja atrás lo familiar y se traslada a lo desconocido.
Según sus investigaciones, el ser humano pasa por cuatro fases de choque cultural cuando se adapta a un nuevo lugar.
- Luna de miel
- Frustración
- Adaptación
- Aceptación
En este blog, daré ejemplos reales de cómo se experimenta el choque cultural o Curva-U y algunas recomendaciones para mejorar cada etapa.
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¿Soy la única que Sufre un Choque Cultural?
La soledad y la frustración son algunos de los síntomas habituales de la emigración. Como proceso natural, los seres humanos caemos a menudo en la trampa de creer que nadie entenderá nunca este dolor.
Cuando me mudé a Berlín por primera vez, recuerdo sentirme abrumada por la escasez de luz y el frío. Aunque las calles estaban llenas de luces navideñas, mi alma se sentía oscura y apagada.
Como yo, miles de emigrantes experimentan cientos de emociones al emigrar. Sin embargo, no todos llegan a vivir el final de la Curva-U.
Si estás leyendo este blog en algún momento de tu migración, quiero recordarte que no estás solo. Yo he pasado por eso; sé lo que se siente cuando «nadie» entiende tu interior.
Mi invitación es a aceptar el hecho de que los procesos no son lineales. Una vez que te des cuenta de que todos experimentamos esto, puede que percibas las cosas de otra manera.
Etapa 1: Luna de miel
Tenía 18 años cuando conocí a mi primer amor. Había emigrado a Estados Unidos y a los pocos días me enamoré de este guapo chico sureño. – Nueva ciudad, nuevo yo – dije. Toda la experiencia fue indescriptible.
Era joven, estaba aprendiendo inglés y tenía novio. ¿Qué más se puede pedir? La euforia de la pasión y de construir una vida en un país extranjero estalló como un cohete.
Utilizo este ejemplo porque evoca la misma sensación que he sentido en todas las ciudades a las que me he mudado. De Medellín a Berlín y La Haya, todas se sienten como mi primer amor: emocionantes, temerarias, quizá… desconocidas.
A estas alturas, nos fascina lo nuevo que estamos descubriendo y vemos sobre todo los beneficios. Según la teoría Curva-U, este sentimiento dura unos dos meses, y sólo algunas personas lo experimentan.
Algunos emigrantes tienen que mudarse a la fuerza a un nuevo lugar y, al principio, las cosas parecen grises. Y para alguien que se enamora rápidamente, como yo, el descenso puede ser igual de complejo y doloroso en la siguiente etapa.
Etapa 2: Frustración | Choque Cultural
Sentirse frustrado es un síntoma de la llegada de la realidad. La fase de luna de miel termina cuando empezamos a ver defectos en el entorno. Lo que antes era innovador y emocionante ahora nos resulta incómodo.
En la fase 2, rechazamos las normas y tradiciones sociales y sentimos el dolor de echar de menos nuestro hogar. Según la teoría Curva-U, esto puede empezar en 3-6 meses.
Volviendo a la idea de una relación, imaginemos lo siguiente: Conoces a tu primer amor, todo es mágico y, de repente, te das cuenta de que esta persona se comporta de forma diferente con sus amigos.
Al principio, te sentías vivo porque esta persona te ofrecía emoción y una experiencia auténtica. Sin embargo, el golpe se complica cuando percibes que esta persona puede ser rara.
Un fuerte sentimiento de rechazo o incomodidad abre la puerta a la siguiente etapa: el malestar. Es fundamental tener en cuenta que sólo algunas personas se adaptan a un nuevo lugar y otras se marchan a otro país o a su tierra.
Etapa 3: Ajuste
Un día, te despiertas sintiéndote más familiar. En la etapa nº3, la vida parece más amable, conoces a gente amable y la barrera del idioma parece menor.
Cenar más tarde de lo habitual te parece normal y, de repente, las tradiciones se vuelven más emocionantes. Empiezas a comer comida local con placer y haces algunos amigos locales. Estas acciones son lo que llamamos integración.
Una anécdota graciosa que recuerdo es llamar a mi madre llorando al sexto mes de emigrar a Holanda. «Me siento sola, no tengo amigos y echo de menos mi casa», le dije.
Un año después, la llamé mientras iba a cenar con unos amigos, y me hizo notar cómo mis múltiples migraciones eran iguales. Primero la llamé llorando y, un año después, reconocí que me encontraría con amigos.
Cuando emigres, tómate el día a día. No se apresure a construir su comunidad completa porque probablemente no todos se quedarán. He creado un blog sobre cómo hacer amigos como expatriado que puede serte útil. Léelo aquí.
Cree que un día te sentirás más arropado y todo lo que pasaste empezará a desvanecerse. No hay mal momento que dure para siempre.
Etapa 4: Adaptación | Aceptación
En la etapa nº 4, sentimos un sentimiento de pertenencia. Queremos disfrutar de actividades y situaciones externas con la nueva cultura, sintiéndonos como nosotros mismos. Aquí es donde el nuevo lugar empieza a sentirse como en casa.
Construir una vida lleva tiempo, y aunque nos sintamos más cómodos en la nueva cultura, siempre habrá incomodidades o situaciones nuevas que nos parezcan extrañas.
Después de más de un año viviendo en los Países Bajos, sentía que éste era mi hogar. Aun así, había algunas situaciones en las que pensaba que no conocía este lugar en absoluto.
Un día, en el cumpleaños del tío de mi pareja, hizo un tiramisú tan bueno que le pedí un trozo para llevármelo. De repente, al tío le entró la risa, y mi pareja me explicó que en este país no se pedía comida para llevar. ¡Fue divertidísimo!
En Colombia, llevar comida de una fiesta siempre es posible; tu familia suele enviarte un cubo lleno de comida. Una vez más, siempre tendrás nuevos roces.
Otro factor clave para adaptarse es el idioma. Intentar entender el idioma te acercará un poco más a comprender la cultura. Hablar el mismo idioma disminuirá las barreras y te ayudará a acercarte a los locales.
Cada etapa varía en función de cómo haya vivido cada uno la etapa anterior. En este punto, decides quedarte o marcharte. Para los que se van y vuelven a casa, hay algo que se llama choque cultural inverso, pero hablaré de esto en un nuevo blog.
Recomendaciones finales
El proceso de migración no es lineal ni general. Las situaciones que te han ocurrido a ti distan mucho de lo que le ocurrió a tu vecino. Como emigrante que ha reiniciado su vida varias veces, mi mayor consejo es tomarse cada experiencia un día a la vez.
Algunas personas se integran rápidamente y sin problemas, mientras que a otras les lleva años. Sugiero hacer una lista de las cosas que te gustan y te disgustan del nuevo lugar y cuestionarte si esos «valores por defecto» son manejables.
Para minimizar el efecto del choque cultural, debemos ser conscientes de nuestras reacciones o emociones. Una herramienta útil para mí ha sido escribir un diario. Siéntate y escribe tus pensamientos en un papel. Haz un seguimiento de tu proceso; dentro de unos años, verás con claridad todo por lo que has pasado.
Abraza la nueva experiencia con amor, y cree que todas las situaciones de hoy son pasos esenciales hacia tu desarrollo futuro. Esta mañana escuché la siguiente frase en un podcast.
“Si volviéramos al pasado, probablemente habríamos cometido los mismos errores. Sólo porque entonces teníamos las mismas herramientas y recursos para afrontarlos”.
Esto me sonó: debes experimentar la incomodidad hoy y abrazar lo que está por venir.
¿En qué etapa te encuentras ahora mismo? Cuéntamelo en los comentarios.